Historia de la Rehala.

COCO Y GRABA PERROS FUNDADORES DE LA REHALA



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Hola, rehaleros/as y monteros/as, mi afición por este noble animal y por la caza en general proviene desde que tengo uso de razón. Cuando mi padre, de profesión ganadero, me llevaba en tardes frías y lluviosas a buscar alguna vaca que no llegaba a comer, alguna oveja que estaba parida en alguna cañada y por miedo a que alguna zorra atacase la cría había que ir a buscar… salíamos en busca de ellas siempre acompañado de perros que teníamos a medias para el ganado y para la caza afición la cual herede de mi padre, durante estas largas horas buscando el ganado perdido, el único entretenimiento que teníamos era ir pendiente de los perros como se “picaban” con la huella de un conejo, como daban en algún “rajón” con alguna zorra resguardada allí del frío…esto hizo que me apasionara por la caza, sobre todo por la del conejo. Teniendo de aquellos comienzos en el que el conejo por nuestros cazaderos era abundantes anécdotas y vivencias múltiples, pero a últimos de los ochentas nos ataca la terrible enfermedad que queda nuestros cazaderos prácticamente extinguido el conejo y esto hace que también se “extingan” mis compañeros de cuadrilla, pero a mi como lo que realmente me divertía era ver a mis perros en el campo seguí saliendo y probando distintas razas de perros a ver con cual era con la que , mas me divertía siendo siempre mi predilección el podenco en sus distintas variedades (andaluz, ibicenco, canario, campanero…). Esta búsqueda hace que lleguen a mis oídos, una variedad de podencos que jamás en mi vida había oído, el podenco paternero, a través de un amigo y por simple curiosidad me crían en Oliva de la Frontera (Badajoz ) un perrero amigo José Antonio, una perra de dicha raza. En cuanto la perra se “endereza” un poco, me doy cuenta que no hay quien haga “gavilla” de ella teniendo una afición por la caza totalmente desmesurada y en cuanto se le daba larga de la perrera salía cazando desde que tenia 5 meses esto me hace pensar que para el conejo con escopeta la perra no valdría ya que la perra (Graba, de nombre) cazaba largísimo de la escopeta y seria imposible abatirle un conejo pero como su afición por la caza me entusiasmaba y seguía la caza durante horas la dejo por curiosidad a ver que podía salir de allí.
Una de las tardes que acudo al campo la perra faltaba de la perrera y la oigo ladrar de parado en una sierra cercana a donde tengo la explotación ganadera, pensando que podía haber caído en alguna trampa o algo por el estilo voy en su busca y cuando voy llegando a donde ladraba, veo que ladra a un pequeño zarzal de donde al llegar a su altura se arranca un “navajero” ,que la perra sigue con insistencia asta volver a pararlo sin yo poder hacer nada. Aquel lance de poder a poder causa en mi tal admiración que decido abandonar la caza menor y criarle a la perra una cría completa, y durante la siguiente temporada me dedico con toda la camada a dar ganchos y pequeñas batidas junto con algunos amigos en ellas se siguen produciendo lances para mi cada vez mas admirables ya que yo desconocía totalmente este mundo. Esto hace que me empieza a apasionar el mundo de las rehalas y decida no con poco sacrificio empezar a montar mi propia rehala, la que baso en su gran mayoría en podencos paterneros como no podía ser de otra manera y muchos de ellos descendientes de la perra Graba con la que todavía cuento entre ellos aunque muy castigada por los innumerables lances en las que se ha visto envuelta en ganchos y monterías.